Por Mariano Martin
Día uno del Quilmes Rock, o sea, el punto de partida de una maratónica presentación de grupos y artistas para todos los gustos.
El sábado pintaba primaveral para los que llegaron temprano y empezaban a elegir entre los cinco escenarios que a partir de las 14.35 abrirían la oferta de diferentes estilos que duraría sin parar hasta pasadas las 12 de la noche. A eso se sumaron varios espacios gastronómicos, lugares para descansar y mucho verde, por lo que estaban dadas todas las condiciones para una jornada espectacular.
A lo largo del día se fueron presentando Estelares, Hilda Lizarazu (que nos trajo un poco de Charly con “Buscando un símbolo de paz”), Emmanuel Horvilleur, Turf y Fernando Ruiz Díaz. El público se movía todo el tiempo entre los escenarios Popart, Geiser y Enigma (los más chicos y que estaban ubicados más cerca entre sí) y los principales Rock y Quilmes, que al estar más alejados hicieron que muchos apuraran el paso para no perderse nada. Las presentaciones eran continuas porque apenas un show terminaba, empezaba otro y los técnicos desarmaban para que pase el que sigue. Incluso algunos se superponían, por lo que las decisiones sobre a quién ir a ver se complicaban.
En el escenario Quilmes se presentó La Vela Puerca a las 17.25, con un set de casi una horas donde los uruguayos repasaron canciones como "El viejo", "Los reyes de los buzones", "Todo el karma", "Vuelas palos" y "Llenos de magia", entre otros. A medida que avanzaba el show, la primavera parecía decir “bueno, llegué hasta acá” y la tardecita linda pasaba a ser una noche de otoño bastante fresca. Pero como no hay clima que pueda con la música, la cosa seguía palo y palo.
La continuidad nos llevó a Dillom en el escenario Rock y al final del set, cuando el cantante ya se había ido a camarines, la organización presentó a un grupo de veinte ex combatientes, que pidieron seguir recordando a Malvinas “y no caer en el olvido”. Después de esas palabras Flavio Cianciarullo tocó con el bajo una versión abreviada del Himno nacional, que fue coreada por todos.
Mientras los veteranos seguían saludando, a metros nada más comenzaba el show de Las Pelotas con "Capitán América" y un Germán Daffunchio de negro, gorra y anteojos que fue alternado la viola con el micrófono para moverse de acá para allá durante toda la presentación.
Le siguieron "Ya no estás", "Víctimas del cielo" y "Será", mientras la gente seguía acercándose desde otros escenarios. El cantante Gabriel Dahbar (presentado como “el mejor del Oeste”) puso su voz en "Hawaii" y "Veoyver", mientras que después pasó "Hasta el fondo del río" y volvió para "Día feliz" y el cierre con "Brilla (Shine)". La banda agradeció, se fue del escenario, pero volvió pocos minutos después para "Bombachitas rosas" porque, como dijo Daffunchio, “no nos podemos ir sin tocar este tema…para el Bocha”.
Antes de Calamaro, llegó otra sorpresa cargada de emoción: Pity Álvarez apareció en un video, tocando una guitarra acústica y con un mensaje para el público. Se presentó y dijo que estaba “para tirarle la mejor onda a todos los grupos”, y que se moría por ser parte de esa grilla increíble y estar también entre el público escuchando a las bandas. Pero -cerró- “van a tener que esperar un poquito más”, y con sus anteojos negros y una vincha roja volvió a tomar la guitarra para unas notas finales.
Después del video, Andrés Calamaro pisó el escenario y, con su teclado bien al frente, saludó al público para empezar la faena: “Buenos Aires, buenas noches. Un abrazo con el mismo amor de siempre”. Empezó el set con "Output-imput" y siguió "Sin documentos", muy festejada por el público, y "Loco", con el coro de miles de personas.
La gente coreaba “olé olé olé olé, Andrés Andrés” mientras El Salmón se colgaba la viola para despacharse con "Te quiero igual". Le siguieron "Clonazepán y circo", "Una bomba", "Cuando te conocí" y "El día de la mujer mundial" (con intro y cierre de Kashmir de Zeppelin), entre otras. Más tarde llegó "Tuyo siempre", con una parte de la melodía de "Mil horas" sobre el final. Antes, agradeció al público, también a Las Pelotas y dijo “Pity, te estamos esperando”.
A esa altura, el fresco otoñal no podía competirle al calor de la multitud, rendida al artista que promediando la mitad del set tocó “Mi enfermedad” y le pegó “Me arde”, acompañado por una banda excelente, con vientos impresionantes, teclados de lujo y una primera guitarra destacadísima.
Después siguieron "Alta suciedad", "Flaca", "Paloma" y los bises con "Estadio Azteca" y "Los chicos/El Salmón", con un público a puro salto y coros, que se convirtieron en el fin de fiesta perfecto junto con las imágenes en las pantallas, como si fueran papelitos infinitos que bajaban y se suspendían en el aire.
Para despedirse, música española y El Torero moviendo su saco esquivando a un toro imaginario. El público todavía deliraba con ganas de más, pero habrá que esperar hasta la próxima.
La fría noche rockera iba llegando al final. O mejor dicho, al final del principio, porque todavía quedaba mucha música por delante.