En 1968 los Rolling Stones recuperaban el curso del rhythm and blues que les dio su temprana fama con el álbum Beggars Banquet, editado en Inglaterra el 6 de diciembre de ese año, en el sello Decca. Es un disco de gran riqueza musical pero, además, de gran pasión. Un álbum que contiene el tema que los iba a marcar a fuego de allí en más: “Sympathy for the Devil”, donde el Ángel Caído se confiesa instigador de un minucioso compendio de atrocidades humanas ocurridas a través de los siglos, dando a entender, sin embargo, que los humanos siempre le hemos hecho un espacio en nuestros corazones.
Grabada en los Olympic Sound Studios de Londres, entre el 4 y el 10 de junio de 1968, “Sympathy for the Devil” perpetuó la imagen de los Stones como chicos malos y durante algun tiempo se ganaron el mote de Sus Majestades Satánicas que había adornado el título de su álbum anterior, Their Satanic Majesties Reques, el experimento psicodélico que grabaron en 1967.
Al principio la estructura musical del tema estaba en discusión: Jagger no se decidía entre darle un tono folk o encaminarlo hacia un ritmo más vibrante. Finalmente, Keith Richards le ayudó a encontrar el marco perfecto: un ritmo con reminiscencias latinas, que bien pudo haber sido influenciado por el viaje de Jagger y Richards a Brasil a principios de 1968, cuando visitaron Río de Janeiro y Bahía.
“Sympathy for the Devil” comienza con la batería de Charlie Watts, quien afirma que tocó con un tinte de jazz latino al estilo del que usó el baterista de jazz Kenny Clarke en el tema “A night in Tunisia”. Bill Wyman lo acompaña con el shekere, un instrumento africano de percusión parecido a las maracas y un músico llamado Rocky Dijon interviene con las congas. Se escuchan unos grititos de Jagger con un toque de delay, entra el bajo Fender Precision que toca Richards y el piano de Nicky Hopkins a continuación. Jagger comienza la maratónica parte vocal, solo interrumpida hacia la mitad del tema por los breves y sutiles solos de guitarra de Richards, en su Gibson Les Paul Black Beauty. Durante las sesiones, Brian Jones tocó guitarra acústica en su Gibson J-200 pero se ignora si su parte fue borrada o está tapada por otros instrumentos en la mezcla final del tema, ya que a simple audición, no se la distingue.
La letra de “Sympathy for the Devil” estaba inspirada en el libro “El Maestro y Margarita”, del ruso Mijaíl Bulgákov. Este escritor floreció en la época más dura del Stalinismo soviético, en la primera mitad del siglo XX. Bulgákov empezó “El Maestro y Margarita” entre fines de 1928 y principios de 1929 y no abandonó su redacción hasta febrero de 1940, algunas semanas antes de su muerte. Quien le dio el libro a Mick Jagger fue su novia de entonces, la actriz y cantante Marianne Faithfull, una chica que provenía de un entorno afín a las letras, al teatro y al arte, y que expuso a Jagger a la influencia de nuevas ideas. En el libro de Bulgákov, el Diablo es una sofisticada personalidad de la sociedad, como dice la letra del tema, “un hombre de fortuna y buen gusto”.
Buena parte del libro se enfoca en la figura de Voland –el nombre que adopta el Diablo- y de su séquito, quienes se dedican a poner en evidencia, mediante escenas de ácida ironía, la realidad del Stalinismo, una realidad de persecución política, control policial, escasez de vivienda, alimentos y cualquier producto de primera necesidad y la creciente burocratización del partido gobernante y de la cultura y el arte. Apropiadamente, Mick Jagger declaró que la canción trata de la parte oscura del hombre, no de una celebración del satanismo.
El título original del tema era “The Devil is my name” y el cantante de los Stones dijo alguna vez: “Las canciones suelen sufrir metamorfosis y ‘Sympathy for the Devil’ es uno de esos temas. Comenzó como un tema folk y después se transformó en un samba, a medida que íbamos cambiándole el ritmo y se iba poniendo más y más excitante. Contiene un montón de referencias históricas y un montón de poesía.”
Esas referencias históricas comienzan con una alusión al Nuevo Testamento y a la pasión y crucifixión de Cristo. El personaje del Diablo dice que estuvo allí cuando Jesús su momento de duda y de dolor y que se aseguró que Poncio Pilatos, gobernador romano de Judea en el siglo I de nuestra era, se lavara las manos y sellara así el destino de Cristo.
Más tarde el Diablo afirma que anduvo por San Petersburgo, cuando vio que era tiempo de un cambio, que mató al zar y a sus ministros y que la hija del zar, “Anastasia, gritó en vano”, presumiblemente pidiendo por su vida.
San Petersburgo es una ciudad muy antigua situada en Rusia y con acceso al Mar Báltico a través de la desembocadura del río Neva y una de las primeras efemérides que la ubican en la historia son las batallas de Alexander Nevski a principios del siglo XII para expulsar a los suecos del territorio ruso. Ya en la época contemporánea, fue la sede del gobierno de los zares hasta la revolución bolchevique encabezada por Lenin en octubre de 1917. Tiempo después el zar Nicolás II y su familia, incluyendo a la princesa Anastasia, fueron ejecutados. A la muerte de Lenin, San Petersburgo pasó a llamarse Petrogrado y luego Leningrado, hasta recuperar su viejo nombre en 1991.
En otra parte de la letra de “Sympathy for the Devil” el personaje del Ángel Oscuro dice que comandó un tanque, con grado de general, cuando se desató con furia el Blitzkrieg y los cadáveres hedían. Esto se refiere a la guerra relámpago que desataron las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial, cuando tomaron a sangre y fuego Checoslovaquia y Polonia y más tarde Francia y buena parte de Escandinavia, Europa Oriental y el norte de África, e invadieron la Unión Soviética, dejando un tendal de cientos de miles de muertos a su paso.
Ya promediando el tema, Jagger, personificando al Diablo dice: “Contemplé con deleite cómo vuestros reyes y reinas peleaban durante diez décadas por los dioses que fabricaron.” Aquí la alusión es a la Guerra de los 100 Años, prolongado conflicto armado que se desarrolló entre 1338 y 1453 entre los reyes de Francia y los de Inglaterra. Una guerra de raíz feudal que tuvo su origen en las enormes posesiones que los monarcas ingleses tenían en territorios franceses desde 1154, debido al ascenso al trono inglés de Henry Plantagenet, conde de Anjou y casado con Leonor de Aquitania. Tuvo implicaciones internacionales. Finalmente y después de varios avatares, se saldó con la retirada inglesa de tierras francesas. Participaron en la contienda muchos personajes históricos y de leyenda, como Eduardo, el Príncipe Negro, Enrique V de Inglaterra, Carlos VII de Francia y Juana de Arco. Su conclusión, en 1453, es uno de los hitos que marcan el fin de la Edad Media.
En “Sympathy for the Devil” hay también dos alusiones a la historia reciente, y al manto de misterio y ocultamiento que rodeó al asesinato del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, mientras desfilaba en un automóvil descubierto con su comitiva en las calles de Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963. A pesar de que se habló de una conspiración secreta de la CIA o incluso de la Mafia, y de que se sospecha que hubo varios tiradores ocultos, el dictamen oficial sólo responsabilizó a Harvey Lee Oswald por el asesinato del presidente Kennedy. Lo asombroso es que la canción adquirió una actualidad casi periodística, ya que mientras Mick Jagger escribía la letra en 1968, ocurrió un segundo asesinato en esa familia: el del hermano menor del ex presidente, el senador Robert Kennedy, envuelto en un halo de misterio similar. Quizás por eso, el Diablo dice: “Yo grité ‘¿quién mató a los Kennedys?’, cuando, después de todo, fuimos ustedes y yo…”
Posiblemente la referencia más curiosa de la letra es la parte en que el personaje del Diablo dice que puso trampas a los trovadores, que fueron asesinados antes de llegar a Bombay. Una teoría sostiene que esta parte del tema se refiere a los jóvenes que, en aquellos tiempos de 1968, solían viajar siguiendo la llamada “ruta de los hippies” hacia Oriente, buscando llegar a Katmandú, en Nepal. Muchos de estos jóvenes fueron asesinados o timados por vendedores de drogas en Pakistán o Afganistán.
Un gran analista de nuestro tiempo, el escritor inglés J. D. Ballard, decía que vivimos en un mundo y en una época en que nada es verdad y nada deja de ser verdad, y esto puede asociarse con la estrofa de “Sympathy for the Devil”, donde el Diablo afirma que cada cosa y persona son también su opuesto: “todo policía es un criminal, y todos los pecadores, santos. Y así como la cara resulta ser cruz, llámame simplemente Lucifer, porque necesito que me pongan algún tipo de freno.”
Algunas anécdotas sobre “Sympathy for the Devil”. Parece ser que el coro ese famoso de los “ooh ooh” fue una idea de Anita Pallenberg, por entonces pareja de Keith Richards, quien lo agregó en una de las tomas de la canción y a los Stones les gustó cómo sonaba. Otras fuentes señalan que fue idea del productor, Jimmy Miller. Además de Pallenberg, participan en el coro Marianne Faithfull, Suki Potier (novia de Brian Jones en aquel entonces), Richards, Jones, Wyman y Watts, además de Nicky Hopkins y el ingeniero Glyn Johns.
Los Stones tocaron “Sympathy for the Devil” en su espectáculo “Rock ‘n Roll Circus”, de diciembre de 1968 y también a lo largo de toda su gira de 1969 por los Estados Unidos. También incluyeron el tema en el repertorio de su recital gratuito del autódromo de Altamont, donde desde temprano hubo muchas malas vibraciones entre el público. La mala onda alcanzó su punto máximo cuando un espectador fue asesinado a puñaladas por un miembro de la tribu Hells’ Angels, después de haber desenfundado un revolver. Un rato antes el comentario de Jagger había sido: “siempre hay algún problema cuando tocamos esta canción…”
“Sympathy for the Devil” no sólo fue grabada sino también filmada por un director de cine muy famoso, el francés Jean-Luc Godard, por aquel entonces en la cumbre de su popularidad. El cineasta, célebre por ser uno de los grandes personajes de la llamada “nouvelle vague” francesa y también por su militancia en contra de la guerra en Vietnam, realizó un film documental llamado “One Plus One”, que muestra a los Stones grabando el famoso tema, con escenas de luchas callejeras interpoladas. En 2003, los Stones lo editaron como un maxi single, con 4 versiones del tema, entre ellas los remixes de The Neptunes, Fatboy Slim y Full Phatt.
Entre las covers más conocidas de “Sympathy for the Devil” figuran la del grupo Sweat & Tears que le brindó un arreglo diferente y original, propio del estilo jazz-rock que esta banda estadounidense desarrolló a principios de los años 70. Otra versión famosa fue la de Guns’N Roses, grabada en 1995 para la película “Entrevista con el Vampiro”, donde actúan Tom Cruise, Brad Pitt y Kirsten Dunst, basada en la novela de Anne Rice.
Y si después de este artículo se quedan pensando en lo peculiar que resulta este tema de los Rolling Stones, piensen que el protagonista de la canción también se hace eco de nuestras cavilaciones en el estribillo del tema, nada menos, cuando dice: “Mucho gusto en conocerlos; espero que adivinen mi nombre. Yo sé que lo que los confunde, es la naturaleza de mi juego.”
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