Por Agustina Dimola
Esta es la quinta vez que Kraftwerk visita nuestro país solo para dejar en claro que es la pieza fundamental de la electrónica como la conocemos hoy en día. En parte, porque desde 1974 con el lanzamiento de Autobahn los alemanes han hecho lo que quisieron con este género, provocando a los más exquisitos y creando una estética única que también estuvo presente en la noche de ayer en Villa Crespo.
Pasadas las 21h se encendió un espectáculo que presentó a los cuatro integrantes en sus puestos habituales. Frente a sus instrumentos, comandaron una nave y nos hicieron viajar por distintas experiencias que cruzaron los límites entre el hombre y la máquina. No es ningún concepto Nietzscheano -o un poco sí-, la cuestión es que Kraftwerk (literalmente ‘planta nuclear’ en alemán) se apoya en sus visuales para crear un concepto con cada canción.
El repertorio comenzó con "Numbers", canción que pertenece al disco Computerwelt de 1981. Ralf Hütter (único miembro original), Henning Schmitz, Fritz Hilpert y Falk Grieffenhagen vistieron cuatro trajes que refractaban lásers y detrás de ellos se proyectaba una pantalla que simulaba ser un televisor en interferencia. Este fue el anticipo de un combo de tres canciones también referidas al "Computer love", concepto que es a la vez una crítica y una oda: "Computer world", "Home computer y "It's more fun to compute".
Aunque pienses que nunca viste o escuchaste a Kraftwerk, la realidad es que sí lo hiciste aun sin saberlo. Toda la trayectoria de la banda salpicó a una gran cantidad de artistas que van desde New Order y Kanye West hasta Juana Molina, solo para nombrar algunas referencias de la amplia estela de músicos que tomaron recursos del electro alemán para reinventarlo.
Durante las dos horas del show nos pasearon por el electro más ravero, el house, y también las melodías más synth amables y románticas que se complementaron con el clásico vocoder en las voces. El uso de la palabra en Kraftwerk es minimalista, es subliminal y sintético. El desarrollo de la trama que une lo estético, físico y atómico queda para la interpretación personal a medida que suenan "The Man-Machine", "Electric Café" y "Autobahn". Lo que no necesita ninguna interpretación es la llegada de "The Model", el clásico de la banda que no te permite quedarte inmóvil y que sin dudas hipnotiza en su repetición desde hace nada más ni nada menos que 45 años.
Lo concreto es que con clásicos o no, la banda no se desvía de su idea inicial y efectivamente es esa Planta Nuclear pensada desde sus inicios. Tiene que ver con los orígenes de la electrónica y esa búsqueda de imitar y sacarle música a las máquinas, simulando el sonido de los trenes y los tanques; un cotidiano en Europa de posguerra que desemboca irrevocablemente en la Age Atomic. La era atómica es para Kraftwerk una excusa para no dejar de bailar ni de escuchar música, casi como un “bailemos porque nos vamos a morir” (siempre atemporal por sobre todas las cosas). Por eso es totalmente coherente que tras algunas canciones más llegara el momento de los bises. Los cuatro alemanes volvieron a sus posiciones luego de desaparecer unos breves minutos para interpretar las últimas canciones: "The Robots" / "Robotronik", "Planet of visions" y "Boing Boom Tschak" / "Musique Non Stop".
Casi como si nuestra computadora empezara a cerrar sesión, con un breve momento de ovación individual, los hombres maquina se despidieron y la planta nuclear se apagó.
@fmrockandpop959 ?KRAFTWERK HIPNOTIZÓ BUENOS AIRES ?️La banda liderada por Ralf Hütter reafirmó por qué son los padres de la electrónica. Como siempre Rock Pop te trae la crónica de lo que fue la noche de Kraftwerk en Villa Crespo. ?Leéla en fmrockandpop.com #fmRockAndPop #NosGustaElRock ♬ sonido original - Rock & Pop
Cobertura audiovisual: Malena Berardi
Ph: Santiago Bluguermann