Por Agustín Baccá.
El sábado se vivió una verdadera patriada de música pesada. La primera edición en nuestro país del Knotfest fue un éxito rotundo. Las seis bandas dejaron todo arriba del escenario, la gente disfrutó y dejó disfrutar, el clima acompañó y el Parque de la Ciudad supo ser sede responsable para que la fiesta fuera completa.
A eso de las 14hs abrieron las puertas para alivio de un montón de jóvenes (que fueron mayoría en todo el evento) que esperaban para entrar. Algunos de esas nuevas camadas llegaron disfrazados y maquillados tipo Halloween, otros de remeras negras metaleras. Se sabe, cuando el organizador es extranjero, los horarios son precisos. Así fue que 14:30 ya teníamos el primer show.
NVLO
La banda de metal extremo formada en Buenos Aires fue la encargada de romper el silencio del festival. El grupo, liderado por León Pardo, asumió la responsabilidad y desplegó su sonido en 13 canciones entre las que destacaron “El castigo de no escuchar”, “Quémenlos” y “Péndulo”. Era temprano, pero los primeros mosh pit no entienden de relojes. Banda muy prometedora, a estar atentos.
Arde la Sangre
El conjunto de los ex Carajo, Corvata y Tery Langer, completada por Luciano Farelli y Nacho Benavides fue la otra apuesta nacional del día. Los cuatro dieron un set de casi 10 canciones, aunque una tuvieron que cortarla por la mitad por un desmayo en el público, al cual Corvata dedicó atención inmediata y la gente de prevención, que circuló entre el público durante toda la jornada, acudió de inmediato.
“Gracias por venir, ¡son una banda ya! Gracias por acercarse tan temprano para hacerle el aguante al metal nacional” agradeció el vocalista y agregó un gesto de camaradería clave: “¡Qué bueno estuvo NVLO recién!”.
Los muchachos aprovecharon para presentar algunos temas de su flamante último disco Pase lo que Pase, como “El ojo del huracán” y “OBDC”.
Babymetal
A eso de las 16:40 llegó el turno de lo que era el gran acertijo del evento. ¿Qué cosa es Babymetal? Bueno, en principio es una banda de Kawaii Metal for export, de origen japonés liderada por tres chicas, de las cuales dos bailan y una, Susuka Nakamoto, canta. Atrás de ellas cuatro músicos de heavy metal clásico, con máscaras como los Nameless Ghouls de Ghost.
Eso sería lo formal, pero si me preguntás “¿Sensaciones?” ahí hay que decir que es como si el Mr Chispa de los Simpsons (el episodio que van a Japón) tuviera una banda de metal. Todas las canciones tenían coreografía alegre bailada por las pibas, combinando cositas de los Power Rangers, el Gangnam Style, con perfume manga y del animé.
La fórmula fue combinar todo eso con buenos estribillos y fuego, formando una pieza perfectamente manufacturada para que agrade y convoque, sin importar el lugar del mundo donde suene. Así lograron cautivar a muchos de los presentes. Canciones destacadas “Karate”, “Ratatata” y, atenti, “Gimme Chocolate!!”.
Es raro, pero lo veíamos venir. Los que pasaban apurados y empujando para llegar adelante eran todas pibas de 15 a 25 años, felices y atolondradas, sacándose del medio a gordos metaleros con cara de no entender el fenómeno.
Meshuggah
Un telón negro con calaveras azules y naranjas, sólo eso necesitó la banda sueca para imponerse. Todos de negro, todos los instrumentos negros opacos. Ni saludaron ni nada. El contraste con lo anterior fue abrumador. Metal.
Un setlist de diez temas, donde reinó la complejidad y el hipnotismo. La matemática musical fue precisa, trances guturales en canciones imposibles de silbar el riff o de intentar “seguir con el piecito” el ritmo. El viaje que nos pegó Meshuggah fue difícil de entrar pero imposible de escapar. Extremo y progresivo. Caía el atardecer sobre los ojos de la banda, cegando a su cantante, Jens Kidman, que hacía headbanging con la pera y su larga barba canosa.
A esa altura, el 70% del predio estaba lleno. Punto a favor la cantidad de baños y puestos de comida disponibles a lo largo y ancho de todo el lugar. Deambulando nos cruzamos con gente variada entre los que destacamos a Harry Salvarrey, Fiorella Sargenti, Toto Kirzner, Mow Houdin (Los Antiguos) Matzorama, Knario Compiano (Plan 4), Magnus Mefisto y hasta Furia de Gran Hermano.
Amon Amarth
20:10 el Knotfest se transformó en una fiesta de la Tierra Media al ritmo del death metal. Dos estatuas inmensas a los costados, un telón con el ejército escandinavo plantado listo para el combate y todo el poder del Metal vikingo en manos de, las también suecos, Amon Amarth.
Arrancaron con “Guardians of Asgard” y ya con esa se ganaron el “Olé, olé, olé, Amon… Amarth” de la gente. La felicidad en la cara del cantante Johan Hegg no podía disimularse: “Buenas noches Buenos Aires, buenas noches Argentina, ¡bienvenidos a una fiesta vikinga!”. Su voz gutural iba perfecto con unos potentes pero efectivos riffs ideales para que el argento apasionado pueda corearlos.
Sonaron las destacadas “The persuit of vikings”, “Put back into the Oar”, con remada en embarcación vikinga incluida.
Hegg: “Siempre es un placer de venir a tocar acá Argentina. Quería aprovechar esta oportunidad para elevar mi cuerno a ustedes y ¡Skål!”. Y el músico procede a beber de un cuerno que tenía en su cinturón. Temazo y gran momento con la gente haciendo cuernitos en “Raise your Horns”. Cerraron, martillo de Thor en mano, con la gran “Twilight of the Thunder God”. Tolkien estaría orgulloso.
Slipknot
El plato fuerte de la noche, la banda convocante. Los responsables del festival. Los nueve de Iowa. Los muchachos no anduvieron con chiquitas y arrancaron pateando culos con la poderosa “(sic)”. Le pegaron “Eyeless” y la ¿popera? “Wait and Bleed”.
Corey Taylor se dirigió a los 30 mil metaleros presentes y en un forzado pero entendible castellano dijo: “Muchas gracias mis amigos, nuevamente estamos aquí otra vez. Tenemos algunas canciones muy especiales esta noche. Hace 25 años salió publicado nuestro álbum. ¡¡Bienvenidos a 1999!! Esta noche sólo canciones de ese año. ¿Están listos? ¡Griten hijos de puta!”. A eso le siguió “Get this” para el desenfreno general.
Todo el mundo cantando.. y filmando, complicado ver el escenario con los smartphones tapando todo. Ojalá se extinga esa moda o mejore la tecnología..
Le siguieron “Me Inside” y la poderosa “Liberate”. Buen momento para destacar a la bestia que tienen ahora en la batería, el brasileño Eloy Casagrande le dio duro y parejo a los tachos. Nada fácil la tarea de reemplazar al histórico Joey Jordison y al reciente Jay Weinberg. El clásico "Spit It Out” marcó el comienzo del final, seguido por “Surfacing” y “Scissors”.
Fueron casi diez horas de música pesada extrema al aire libre. Se disfrutó sin pasar sobresaltos, la única radio que acompañó con su histórico camión fue la Rock&Pop, haciendo base con Mariano Martín y Fernando Alonso en los móviles. Nos dimos un lujazo y esperemos que se repita.
Cobertura Audiovisual: Bruno Dulbecco / Mateo Araujo / Valentina Arislur.