Por Sofía Llamedo.
Cualquier argentino que esté empapado en la cultura del rock sabe que ir a ver a Los Redondos siempre fue un evento cargado de lealtad, mística y algo de caos. Luego de la ruptura de la legendaria banda, tanto Skay como el Indio tomaron caminos solistas.
Con Solari como frontman, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado fueron acompañados por la marea de ricoteros en cada paso. Aunque todos sabemos que el corazón de Los Redonditos es Skay, y que Los Decoradores (el resto de la banda) continúan tocando los hits en Las Kermesse.
“Tuve una enfermedad malvada… y esto no es más que un himno de amarguras de amor”, canta Carlos Alberto en una de sus canciones de Porco Rex, 10 años antes de tocar por última vez en Olavarría en 2017. Desde entonces LFDAA continuaron tocando y al día de hoy los acompañan cientos de miles de fanáticos. Para muchos es una banda de covers “que suena bien”, para otros es seguir el legado de lo que supo ser una de las bandas más disruptivas y convocantes de la Argentina durante los grandes años del rock.
La cita fue en Baradero en el predio Vista Brava. Todo lo que sucede es una fiesta popular: grupos de amigos, familias enteras, personas con capacidad reducida, jóvenes, adultos, principiantes en eventos masivos, niños, micros llenos, motos, carpas, y más. Todos compartiendo un asado, sanguches o algún vaso de fernet/birra que salía de las heladeritas. Mucha similitud con los banquetes de La Renga.
“Nunca vi tanta gente”, repetía un vecino bastante serio. Más de 50 mil personas de todo el país, un pueblo dentro de otro pueblo repleto de remeras, pilusos y banderas alusivas al gran evento. Luego de caminar casi 20 cuadras campo adentro y pasar por algunos controles, esperaba la escenografía del recital digna de videoclip con una fábrica abandonada al costado del enorme escenario plantado. El inicio del recital se demoró para esperar al público que venía un poco relegado y demorado en el ingreso.
Con un cielo estrellado, los corazones comenzaron a palpitar al ritmo de la intro y la bienvenida del Míster: "Damas y caballeros, los Fundamentalistas del Aire Acondicionado". Arrancaron con “Barbazul vs el amor letal”, el mismo con el que abrieron en Olavarría, tema del disco Gulp!. Por si el comienzo no fue demasiado al palo siguió “De regreso a Oktubre” con un despliegue de fuegos artificiales rojos que dio indicios de que sería una gran noche.
33 temas conformaron el setlist lleno de adrenalina, pogo y grandes hits y un solo parate de 5 minutos. Entre los clásicos de los Redondos (que fueron más de 15) sonaron piezas coleccionables como “El pibe de los astilleros”, “Nadie es perfecto”, “Juguetes perdidos”, “Nueva roma” y “Sheriff”. Por supuesto que no faltaron las joyas de Los Fundamentalistas como “El charro chino” , “La pequeña mamba”, “beemedobleve”, “El que la saca la llena” y “Amnesia”.
“Tocar para el público del Indio Solari es indescriptible”, le dijo hace un poquito Baltasar Comotto a Martin Ciccioli en una nota de esta emisora. Tan indescriptible como el momento en el que se escucha la voz y se lo ve al Indio en las pantallas del predio, una omnipresencia que eriza la piel, un efecto dominó que inundó a los presentes en varias canciones.
Sin dudas, una noche cargada de altibajos emocionales que sucedieron gracias a la calidad de los músicos que conforman la banda. Deborah Dixon y Luciana Palacios como coristas, el saxofonista Sergio Colombo, el bajista Fernando Nalé, Pablo Sbaraglia al mando de los teclados y los talentosos violeros Gaspar Benegas y Baltasar Comotto, Miguel Ángel Tallarita en trompeta junto a Ramiro López Naguil en la batería.
Cerca del final el inédito de Patricio Rey, “Mi genio amor” sonó para sorpresa de la multitud. Cerraron con “Mariposa Pontiac - Rocanrol del país” y con el infaltable “Jijiji” para darle fin a su último show del año. Una vez más el montaje final fue muy curioso, en verdad realmente entretenido, todos pogueando en la oscura multitud desprevenidos. La marea de ricoteros desconcentro el predio y la misa continuó con canticos por las calles de Baradero.