Es sin dudas uno de los mejores bateristas argentinos y hace unos años fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Actualmente está en tratamiento y dándole una dura pelea a la enfermedad. Edu de la Puente y Carla Ritrovato se comunicaron con Martín Carrizo para saber cómo está su salud, cómo lleva el tratamiento y lo que viene de ahora en más.
Un recorrido por sus épocas en A.N.I.M.A.L y Temple, y su trabajo con Gustavo Cerati, el Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
A continuación la entrevista completa que hicieron en el Clásico de Clásicos.
Edu y Carla: Si no hace efecto el tratamiento ¿Qué hacemos?
Martín Carrizo: En mi vida no existe el plan B.
Yo creo ciegamente en Amy Jaramillo. Amy es la bioquímica que lleva la banda de capitán en todo este trip. Ella trabaja incansablemente con su equipo de médicos y paramédicos en esta maravillosa búsqueda de revertir esto que tengo en mi espalda hace 5 años.
Llegó el momento en mi vida de ir con una frase que siempre odié: “Esto es día a día”.
Tomemos conciencia que yo llegué a Miami con destrucción total. Llegaba un minuto más tarde y me tenía que poner un respirador artificial. Amy se reunió conmigo y al instante se dio cuenta de que esto era urgente. Enseguida me dio unas aplicaciones en el diafragma e intercostales, me dio unos ejercicios y zafé del respirador. ¡La puta madre cómo dolió!
Cómo te decía al principio, para mi no existe el plan B. No concibo gastar energía en eso. Si se me cruza por la cabeza otra idea, voy por esa y la transformo en el plan A.
Y voy a citar una frase de Gustavo, que me identifica 100%: “Nada me importa más que hacer el recorrido. Más que saber a donde voy. No trates de persuadirme, voy a seguir en esto. Sé, nunca falla, el universo está a mi favor... y es tan mágico”.
Edu y Carla: ¿Cómo te estás preparando para seguir?
Martín Carrizo: Te voy a contar cómo me estoy preparando para seguir y además qué se me cruza constantemente por la cabeza. Es muy importante estar enfocado en el tratamiento y poner mente, cuerpo y alma en esto.
Pero lamentablemente me fui a la B y me quedé con la cuenta en cero. No tengo plan B, pero me fui a la B (jaja).
¿Que significa la cuenta en cero? ¡Que no tenía plata ni para comprar comida! Y ya estaba con una deuda que mejor ni te cuento con Amy. Ella, además de ser el cerebro total y la dueña de la clínica, es la que sigue para delante indiscutiblemente con todo esto. Me reuní con ella para decirle que paremos con esta bola de nieve tremenda, que era muy perjudicial. Amy no tiene semejante espalda para cubrir tanta medicación, análisis de todo tipo cada 20 días o cada vez que ella necesitaba chequear algún valor en mi cuerpo. Por eso decidimos cortar el tratamiento hasta que de alguna manera pudiera conseguir plata para continuar.
Yo en ese momento estaba en pleno proceso creativo de las Remeras de colección y me faltaba un largo tramo que recorrer hasta poder sacarlas a la venta. Solo me quedaban 5 semanas para cubrir la comida y el alquiler del departamento hasta que un día me llegó la noticia ¡Ya no quedaba plata ni para comprar comida! Tenía un pan lactal, una leche de almendras, dos bananas y una pechuga de pollo ¡Dios mío qué hago! Yo en los momentos más extremos, no me pregunten por qué , pero me calmo mucho. Y me empiezo a decir a mi mismo “tranquilo, tranquilo”.
Recuerdo que cerré los ojos. Y pobre la hermosa Noelia, que está pegada a mi las 24 horas, se puso pálida y me dijo: “¿y ahora que vas a hacer?”.
En ese instante agarré mi teléfono y le mandé un WhatsApp a un amigo del alma y la vida, que no voy a revelar su identidad. Me acuerdo que mientras escribía ese mensaje, temblaba. No hay nada más feo que pedir plata. Es cruzar una línea muy incómoda y normalmente en estos casos extremos uno acude a personas que uno quiere mucho y corrés el riesgo de que algo se rompa. Pero estaba hundiéndome en el medio del océano y con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
No sabía cómo empezar y a la vez no quería contarle este momento tan extremo que estaba viviendo, para dejarle lugar a que me diga no puedo. Entonces le puse: “Hola..... necesito por favor si me podés prestar plata?”. Mandé el mensaje y volví a cerrar los ojos. Otra vez, como es mi costumbre, no tenía plan B.
A los 30 segundos recibí la contestación: “¿CUÁNTO Y CUÁNDO?” Ni me preguntó nada, solo eso.
Ahí empecé a llorar y me di cuenta, una vez más, que Dios está muy cerca cuidándome y no me va a dejar abandonar. Sentí que acá me tengo que quedar, bien cerca de Amy y su equipo.
Mi cura no la puede firmar nadie. Pero voy a poner al servicio de Amy mi cuerpo, mi alma y mi corazón hasta que le encontremos la vuelta. Solamente yo les puedo contar la experiencia que vivo cada vez que me encuentro con Amy y su equipo. Literal trabajamos 24/7; nos vemos 5 veces por semana en la clínica en la que permanezco 5 o 6 horas por día y los fines de semana seguimos vía WhatsApp. Tengo una admiración profunda por Amy y además soy parte de una reunión semanal de investigación que realiza ella y su equipo. Mi función es contestar preguntas que me hace ella, que constantemente me está mirando de arriba a abajo como si fuese un scanner humano. ¡Y además yo soy el dj de esos encuentros! Escuchamos Van Halen, Ozzy y Alice Cooper.
En unas de estas reuniones Amy me miró con los ojos llenos de lágrimas y me dijo: “Yo te voy a curar así me tenga que ir a mi propia tumba para lograrlo”
Edu y Carla: ¿Extrañás algo en Miami? ¿Tenés rutinas?
Martín Carrizo: La verdad es que lo que más extraño es a mis cachorros. Pero a la vez con esta distancia, si bien se torna muy dolorosa por momentos, armamos un vínculo entre los cuatro tan hermoso, tan sólido y tan real. Estamos todo el tiempo a través del WhatsApp, con audios, fotos y videos. La más chiquitita tiene su iPod y nos escribimos, mandamos emojis y nos vemos a través de una aplicación que se llama telegram.
¡Es la fuerza del verdadero amor que trasciende la distancia! Si hay conexión, no existe nada que la pueda cortar. Y evidentemente todos los años que viví con ellos, desde el minuto cero que nacieron y los llevé yo mismo a darles su primer baño, hasta que me tuve que venir a Miami, hemos sembrado en nuestro ser un amor infinito.
Y volvemos a citar una frase de Gustavo, que también me identifica 100%: “Todo me sirve, nada se pierde, yo lo transformo... sé, nunca falla”.
Edu y Carla: ¿De cuánto tiempo real estamos hablando?
Martín Carrizo: La verdad no podría decirlo. Siento que tengo que estar tranquilo y dedicado a mi cura, no ponerme un tiempo, porque es meter presión al pedo, y lo único que logra es desenfocarte y perder energía.
Para tomar conciencia, cuando tenía 20 años se me cortó el ligamento cruzado, la misma lesión que tuvo Martín Palermo, y tardé 6 meses en volver a caminar sin muletas y casi 9 meses en poder tocar otra vez la batería en el nivel que tenía antes de operarme. Yo ahora tengo un par de años más y hace 5 años que tengo este diagnóstico en mis hombros. Y con Amy estoy hace 9 meses aproximadamente.
Edu y Carla: ¿Te hiciste amigo del loco que conociste desde acá y finalmente fuiste? ¿En qué etapa del tratamiento está él?
Martín Carrizo: Gunter fue la persona que me contactó para contarme acerca de Amy. A él lo diagnosticaron con lo mismo que a mi un par de meses antes. En su búsqueda llena de ganas de recuperarse, apareció Amy y le dijo “a mi no me importa tu diagnóstico, yo me voy a poner a trabajar con mis conocimientos y varias ideas que tengo para revertirlo”. Y así fue Gunter; llegó a Amy arrastrando una pierna, el brazo izquierdo colgando inutilizable, el derecho semi desmayado y los músculos de sus brazos eran, según Gunter, dos tiritas de panceta frita. Y cuando me encontré con él en Miami parecía un profesor de Crossfit.¡Emanaba salud y alegría! Y fue certificado el paciente con ELA número 44 en el mundo en curarse.
¡La vida es muy loca! Gunter luchó solo hasta encontrar a Amy y juntos revirtieron los síntomas. Eso se transformó en el puente que me llevó a mi hasta ella. Al poco tiempo que yo llegué, Gunter falleció de un paro cardíaco masivo. Exactamente la misma muerte que tuvo su padre a la misma edad. Cumplió su misión y me dejó la posta para seguir trabajando y ser yo el puente de todos los que vienen atrás.
Edu y Carla: ¿Qué salida encontraste para reemplazar el placer de tocar? ¿Llega a ser un placebo?
Martín Carrizo: Esta vida de locos, que nos incita a ir corriendo detrás de las cuentas y ser parte de un consumismo deforme e insaciable, hace que nos olvidemos de las cosas que realmente importan y nos hacen tan bien. A partir de que Dios me dijo “Martincito pará la pelota”, y no me quedó otra que hacerlo, pude reencontrarme con toda esa música que me llenó la cabeza de sueños y fue cómo un renacer. Estoy casi todo el tiempo en YouTube viendo shows, entrevistas, especiales y todas cosas que me reconectan con mis primeros sueños. Estoy disfrutando mucho de poder utilizar mi tiempo libre para ver esos shows y artistas que marcaron mi vida y así poder reencontrarme con esa energía que fue el motor de toda mi vida.
Edu y Carla: Más allá de los resultados del tratamiento ¿qué proyectos tenés en mente? Realizables o no.
Martín Carrizo: En este momento mi prioridad es trabajar junto a Amy y su equipo para lograr ser el paciente número 45 en ganarle al ELA. Paralelamente a esto, seguir trabajando en estos micro emprendimientos como este de las remeras para poder seguir este tratamiento; y a la vez, soñar cada minuto con recuperar mi vida, que era tan hermosa y no me daba cuenta.
Edu y Carla: A partir de la campaña anterior ¿sos consciente del cariño que te tiene la gente?
Martín Carrizo: Es realmente hermoso sentir tanto cariño de la gente, es algo que no podría explicar cómo sucede. Sí, soy consciente y es algo muy gratificante.
Edu y Carla: ¿Te cambió el carácter? Siempre fuiste una dulzura sonriente. ¿Aprendiste a enojarte alguna vez?
Martín Carrizo: No para nada, no me cambió el carácter. Es un poco desesperante y da mucha impotencia que todo lo que se te cruza por la cabeza dependa de un tercero. Creo que es la peor pesadilla. Fuera de eso, sí que me enojo y mucho (jaja). Tengo una gran amiga, que se llama Liz, que es psicóloga Chamán y me vino a rescatar a mi casa antes de que aparezca Gunter en mi vida. Ella fue la que me aconsejó que me aísle de todo. ¡Sino, no zafaba! Y me puso un adjetivo calificativo muy divertido, que responde a la perfección tu pregunta. Me dijo: “Vos sos un tiranosaurio rex sensible”.
Edu y Carla: ¿Por qué no hay Temple en el proyecto de remeras?
Martín Carrizo: ¡Amo Temple! Te diría que es uno de mis discos preferidos en que toqué. Es más, podría decirte que es mi disco preferido. Lo disfruté mucho y Walter me hizo tocar unas cosas soñadas. Me gustaría hacer la remera de Temple, pero estos últimos años perdí contacto con Walter y obviamente necesito que él me autorice. De hecho, uno de los primeros mensajes que llegaron a Instagram fue un chico que me dijo: “Martín no vas a hacer la remera de Temple?” Y me dio unas ganas tremendas de hacerla.
Edu y Carla: ¿Volviste a estar soltero?
Martín Carrizo: Después de 3 hijos y 20 años, volví a estar soltero.
Edu y Carla: Eligiendo solo una, ¿Con qué banda volverías a tocar y por qué? ANIMAL, Temple, Cerati o Fundamentalistas?
Martín Carrizo: Si Amy un día de estos me dice: “Martincho, ya no puedo hacer nada más para ayudarte”, ahí le pediría que me de la pastilla del final y obviamente vuelvo con Gustavo. Pero si sucede lo que yo sé que va a suceder, que por supuesto me voy a curar ¡Vuelvo con A.N.I.M.A.L!
¡GIMENEZ, CORVALAN, CARRIZO! Quiero hacer la gira de El Nuevo Camino del Hombre alrededor del mundo.
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